Las respuestas, los comentarios, las conversaciones,
los gestos y los ademanes.
Desde las indignaciones hasta las condescendencias,
todo es una historia ya vivida.
Un repetitivo menú consumido hasta el empacho.
Un viaje en círculo de acciones y reacciones.
Pero fingimos, negociamos, encajamos.
O solo tratamos.
El sentido de la marcha grupal es atractivo.
¿Quién pudiera andar de espaldas?
¿Cuánto de valentía se necesita
para resguardarse de todos estos menesteres
sociales?